martes

Tú sí que sabes bailar.

Burbuja de deseo, melodía real como soñada
Bailando con la fantasía sobre unas converse del 8 y medio.
Te imagino tumbado sobre el cráneo del sol
En ajetreo contínuo, entregado al círculo de llamas
Que corona el éxtasis en torno al banquete del amor,
Donde corren ríos de miel y se ahoga la agonía
Entre tus piernas aún tibias sobre el lienzo de la mañana.
Nidadas de caricias salvajes despiertan en lo más profundo del bosque,
Las miradas que volcaran sobre tu piel todas.
El temblor que inició tu delirio,
Pupilas que despiertan sobre tus hombros,
Ansiosas pinceladas de deseo.
Abrazo de mil enredaderas trepadoras,
Mi corazón resonante de música new age,
Tambor noctámbulo bajo tu piel.
Lagos de gemidos se escapan de los labios
Y al final la noche rompe en pequeños pedazos
El grito sempiterno, secreto tan bien guardado.
Sed que ya se apaga, fuego sofocado, sangre liberada,
Delicia en el pulso de tus muñecas y sábanas de sudor y saliva.
Aquí yaces; remoto, vertebrado, apolínea y dionisíaca figura
Que tambloroso desata los nudos en la penumbra inquieta.
Esta mañana se balancea el olvido en The Dark Side of the Moon,
Sueño de una noche de verano, secreto de bolsillo.
Y locura. Locura y quimera.

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