sábado

Prada

"Mujeres más feas arroparon estas sábanas, pensaste, y luego volviste a besarla por un rato… Tenías entonces 20 años y eras afiliado al partido comunista y creías aún en la utopía, en la esperanza…

Ella te habló de los caballos blancos de merengue que tenía en las fincas de su padre, de cómo el mar parecía insignificante visto desde la popa de su yate, de la sensación que se sentía cuando el aire de eucaliptos de la sierra te golpeaba el rostro en el descapotable…

Ella te habló de un mundo en que la gente se fragmenta en absurdas sociedades: ricos, menos ricos, pobres y más pobres, paupérrimos tal vez, quién sabe…(El mundo es tan ilógico y cretino que las personas se miden en dinero y no en riquezas de bondad, amabilidad o por lo que saben…)

Ella te lanzaba frases de amor como lanzaba las pelotas verdes en su club de tenis, en su club de padel…Sí, su abuelo había sido cierto cargo importante del Franquismo, pero desde entonces se habían prostituido ya algunas primaveras y ella no sabía apenas nada de la dictadura del Caudillo, ni había leído tampoco ningún libro neutral sobre el asunto...
Todos sus conocimientos sobre aquellas cuarenta años de opresión y libertad se limitaban a algunas frases partidistas escuchadas a sus padres, a algunas oraciones aprendidas de otras ignorantes como ella…No las razonaba si quiera, se limitaba a cacareártelas como un loro… y tú, que sabías de que iba todo aquello te reías y no pensabas más que en follártela… Sí, más que en follártelas porque entonces decías que, hacer el amor era sólo digno de los comunista, y follar era lo propio de los fachas…Tenías, ya te dije, 20 años…y tampoco llevabas razón en tus comentarios porque, Cupido jamás se puso nunca una camisa roja o de falange, y se negó, como bien sabes, a entender de clases, clubes o sociedades.

Luego ella se quitó esa ropa de boutique francesa que llevaba y se quedó completamente desnuda. Era la primera vez que veías a una facha desnuda, y descubriste que en el fondo era como todas: con sus pecas divinas en la espalda, con alguna cicatriz de cuando niña…Eso sí, olía a cierto perfume caro que amargaba en los labios cuando recorrías con tu lengua, lento, su cuerpo…

Luego te tumbaste desnudo sobre ella e introdujiste en su bostezo tu gran falo…Y la primera vez que entró pensaste para ti, en tus adentros: ésta por Marx, y la segunda fue por Proudom, y la tercera por Lenin, y por Bakunin la cuarta, la quinta fue por Trotsky, y por Mao dejaste que se adentrara la sexta….y así llegaste hasta Nikita Kruschev pasando por Pablo Iglesia…y al poco tiempo sucumbiste con Carrillo…!y que pereza!

Ella se marchó al poco tiempo de tu casa. Aún sé que recuerdas su falda aleteando con el viento golfo de la amanecida, su rostro alejándose deprisa por la acera… mientras tú silbabas la Internacional observándola a través de la ventana.

Porque todas las mujeres desnudas son iguales, pensaste, y por eso lo que más te empezó a gustar de ellas fue su bondad, su inteligencia...y dejaste a un lado el pensamiento, los ideales...

Desde entonces han pasado ya algunos años…y te has casado con Margarita y hoy eres alcalde del PP en el pueblo de tu infancia, te has dejado barba y barriga, has perdido pelo, no te acuerdas de Marx ni de Bakunin, vas a los toros, fumas puros…y dices que la vida nunca fue del color de la esperanza…"