jueves

Se rompa el mundo

Un punto. Al trote un perro negro, creció ante mi vista. Un aullido. Manada de lobos. Se acercan, hocicos al aire olfateando la pudredumbre de vidas pasadas. Su ladrido es mi aplauso. Cascadas de fauces se hunden en la carne. Lenguas ásperas serpentean. Sangre fluyendo, desplegando muchas crestas. Olas. Una de cada tres rompiéndose, salpicando. Tinte bermejo, olor a óxido y a sal. Muerte. Cadáveres en la arena, ojos en el suelo. Aquí yace el cuerpo del hombre. De todos los hombres. Arena suelta y trozos de conchas calzan sus pies. El pelo le flota en el aire. Huye el sol. A través de las arenas de todas las playas, seguido por la espada flamígera del viento, hacia tierras de poniente. Cuerpo inmóvil. La parálisis general de los alienados. Cuerpo lánguido, blancoespumademar, rielando sobre la sombría marea. Puesta de sol con sabor a ceniza.

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